Cuando el objetivo es conseguir un six-pack visible, la estrategia es doble: hay que fortalecer y definir los músculos abdominales y reducir la capa de grasa que los recubre. Tanto los ejercicios cardiovasculares como los abdominales desempeñan un papel crucial en este proceso, pero la secuencia en que se realizan puede influir en la eficacia del entrenamiento.
Los ejercicios cardiovasculares ayudan principalmente a quemar calorías y reducir la grasa corporal. Cuando comienzas tu entrenamiento con cardio, aumentas tu ritmo cardíaco, incrementas el flujo sanguíneo y comienzas el proceso de quema de grasa. Al hacer cardio primero, estás preparando tu cuerpo para utilizar la grasa almacenada como combustible, y ayuda a aprovechar las reservas de grasa que podrían estar cubriendo tus abdominales.
Una vez que el cuerpo ha entrado en calor y se encuentra en un estado de quema de grasas, la transición a los ejercicios abdominales puede resultar más eficaz. Los ejercicios abdominales se centran en el recto abdominal, los oblicuos y los músculos profundos del tronco. Al realizar estos ejercicios después del cardio, te aseguras de que los músculos estén calientes, lo que reduce el riesgo de lesiones y te permite trabajar los abdominales con mayor eficacia. Usted está esencialmente esculpir los músculos después de haber iniciado el proceso para deshacerse de la grasa suprayacente.
Para los que desean lucir un paquete de abdominales visible, suele ser más eficaz empezar el entrenamiento con ejercicios cardiovasculares y luego pasar a los ejercicios abdominales. Este orden optimiza la quema de grasa y la definición muscular, acercándote así a tu objetivo. Recuerda que la nutrición también juega un papel importante a la hora de revelar esos abdominales. Por muy bien estructurado que esté su entrenamiento, una mala alimentación puede eclipsar sus esfuerzos. Asegúrate de mantener una dieta equilibrada y un déficit calórico si quieres reducir la grasa corporal y lucir ese six-pack.